así como en el arte se encuentran las corrientes, donde un grupo de sujetos parecen verse influenciados por una forma particular del hacer lo mismo, encontramos en el diseño los estilos.
“Menos es más” es el epicentro de su filosofía, intentando en todo momento simplificar al máximo y omitir todos aquellos elementos no esenciales, es decir, en el caso del interiorismo, decorar con el menor número de elementos posible, o en el diseño gráfico encontrar la forma más simplificada de comunicar sin sacrificar el mensaje. Esto va muy de la mano de un aire de funcionalidad y comodidad, donde cada pieza cumple con un deber y un propósito.
El mejor sinónimo del estilo minimalista es la pureza, ya sea en el material o el color, identificando los colores primarios en su estado más vivo, de la mano de los altos contrastes y los acentos.
A pesar de su sencillez no se puede confundir con ser aburrido o falto de carácter. Para eso podemos emplear en estos espacios materiales como: cerámica, textiles, madera, acero, arcilla y concreto, elementos que vitalizan y dan personalidad. Es muy común encontrar los materiales en su estado puro, la utilización del blanco, los espacios abiertos y la optimización de la luz.
En este estilo particular es muy importante el espacio y el aire demandado por cada objeto, donde se deja en evidencia la intencionalidad, propósito y aporte en la caracterización del espacio brindado a cada uno de los elementos. También hay un énfasis en el orden, donde cada cosa tiene su lugar, al fin de cuentas cada pieza pretende cumplir con un propósito.