“Un estilo marcado por los países escandinavos, donde la optimización de la poca luz natural que disfrutan propicia un interés por el blanco como color dominante en el espacio, siendo esto de particular importancia ya que posibilita una mayor iluminación.”
Estilo nórdico
El estilo del diseño está muy influenciado por la cultura, la demografía y elementos del diario vivir como el clima, el terreno, la posición geográfica entre otros. Es así, como gracias al inclemente frío presente en el norte de Europa, donde en un país como Suecia, rara vez, un verano supera los 25° centígrados y durante el invierno se pueden vivir heladas de hasta 40° C bajo cero. Bajo este inclemente entorno es notoria la obligación de pasar una gran cantidad de tiempo en casa y esto repercute directamente en la decoración, donde se tiene como objetivo crear espacios acogedores y confortables, además de potenciar al máximo la poca luz natural de la cual se dispone.
El blanco es un protagonista indiscutible, el cual propicia la construcción de espacios diáfanos y amplios permitiendo el reflejo de la luz con facilidad siendo, además, un participante activo en paredes y techos. Generalmente los espacios están constituidos por una paleta de colores neutros, pero sin ser espacios fríos o aburridos. De esta forma podemos encontrar colores como gris, beige, negro o marrón, de la mano claramente del blanco. Los tonos se entrelazan para generar espacios, serenos, tranquilos y relajados, consagrados por el equilibrio y la sobriedad.
Es habitual encontrar espacios abiertos y amplios, donde se eliminan todas las paredes que no sean estrictamente necesarias permitiendo de esta forma una mejor iluminación. Esto de la mano de un interés por el orden evitando tensiones visuales, o puntos focales contrastantes.